Cuando vemos anunciados tantos videntes y tarotistas en los medios de comunicación sean impresos, radio, televisión o, últimamente, en internet, siempre nos puede asaltar la pregunta de lo que hay de verdad y no en cada uno se ello.
Pero no debemos tener ninguna duda: existen los videntes de verdad. Aquellos que tienen un don, una facultad, desde la más temprana edad, desde pequeños. Y no es algo fácil de controlar, no es sencillo de tener un completo dominio sobre ello.
Es una tarea de aprendizaje que se va realizando poco a poco con el paso del tiempo, de los años. Primero son amigos imaginarios y luego se comienzan a potenciar todas esas percepciones tan significativas.
Para llamar desde fuera de España de forma segura puede utilizar este número:
Lo normal es que la persona, siendo menor -niña o niño- tenga visiones que se tildan de «fantasía infantil», alguien invisible con quién se juega y entretiene. Para todos no existe pero para él es alguien muy real y, puede, que en verdad lo sea.
La edad hace que muchas de estas personas vayan perdiendo esa facultad, ese don, el problema radica en que no lo pierden sino que se adormece sólo. En cualquier momento, potenciado por cualquier situación vuelve a salir a flote todo ello, quizás con más fuerza que nunca.
Las videntes son siempre de nacimiento
En otros se mantiene y se aprende a convivir con ello aprendiendo de ese don especial del que se pasa a ser alguien pasivo que sólo asiste a como transcurren las cosas a ser activo y aprender a focalizarlo a situaciones o personas concretas.
En ese ir creciendo la persona va creciendo ese don y se van potenciado todas las habilidades extrasensoriales que hacen de la persona una auténtica especialista. Además, los buenos, pueden hacer por diferentes vías, bien sea tocando a la otra persona, físicamente, o, por el contrario, puede hacerlo vía teléfono, por la vibración y energía que llega a través de la voz.
En ese contacto, por el medio que sea, se logra que lleguen imágenes a su cabeza que tiene que ver con la persona que ha realizado la consulta, de esta forma se le pueden ir diciendo cosas que van viendo y que pueden tener una relación más o menos directa con él o puede haber tenido cierta inmediatez en el tiempo.
En muchos casos es el propio consultante el que se identifica con lo que se le ha dicho por estar viviendo esa misma situación o por haberla vivido en ese momento, entonces sabe que es real, que lo que le está diciendo y que no sabe nadie, es verdadero y, por tanto, el vidente es auténtico y esto es solo accesible por medio de un tarot teléfonico bueno.
El vidente de nacimiento es aquel que, con el control que tiene de su don, es capaz de decirte cosas de tu pasado que sólo sabes tú y que pertenecen a tu intimidad, que es muy reservado, nadie puede saberlo, y lo hace dando todo tipo y lujo de detalles.
También puede darte datos de momentos vividos en un presente, en la actualidad y que resulta igualmente sorprendente, algunos que se han dado el mismo día o hace muy poco tiempo. Es imposible que alguien al que no conoces, vía teléfono, pueda ser tan preciso.
Después de todo ello llega el momento en el que nos habla del futuro y, obviamente, tras todo lo dicho lo normal es que se le crea pues no ha fallado en nada de lo que ha dicho y, por tanto, lo normal es que la confianza la tenga y se tenga la fe necesaria para saber que es de verdad.
Todo lo que diga se irá cumpliendo poco a poco en el tiempo, no hay un plazo determinado, en unos casos estará más cerca y en otros más alejados pero se cumplirán existiendo un margen en el que algunos pronósticos pueden variar en función de nuestras acciones.
¿Qué es un vidente real?
El vidente real tiene esa capacidad innata, puede verlo y puede transmitirlo a la persona que formula las consultas, las preguntas. Ese mismo tiempo es el que no irá desvelando la realidad de lo que está comunicando.
Hay casos muy conocidos de videncia verdadera, el caso más conocido es el Allison DuBois, que motivó incluso una serie de televisión. Una persona de gran reputación que fue asesora de la Policía en Norteamérica. Es una de las mejores clarividentes del mundo.
No todas son conocidas pero sin serlo son igualmente válidas y recomendadas. Son esas recomendaciones las que nos deben motivar el llamar a una u otra persona dedicada a estos temas y que hacen que el futuro esté un poco más cerca de nosotros.
Recomendaciones de amigos o familiares, cercanos todos, que pueden decirnos el mejor y que ellos nos recomiendan en este tipo de cuestiones que afectan directamente a nuestra vida.
Después de todo esto no debemos tener ninguna duda: existen los videntes de verdad, aunque vivimos en una sociedad que anuncia alegremente a muchos que ni lo son ni son dotados pero que, de alguna forma, no debe hacer que tengamos dudas de aquellos que realmente lo son.
La videncia es muy positiva si la persona la potencia y orienta a la ayuda de otros que precisan de ella y, en función de la experiencia, puedan guiarnos y decirnos cuál es la mejor opción a tomar en determinadas circunstancias que van a ir surgiendo y para las que debemos estar preparados en sentido positivo o negativo pero siempre constructivo en nuestra vida.